Su propiedad más interesante es su enorme capacidad de aislamiento térmico, dado que sus fibras, al no compactarse, mantienen un espacio de aire que funciona como aislante.
Además, en su lado interno puede absorber normalmente hasta un tercio de su peso en agua del ambiente en una atmósfera húmeda. Sin embargo, su secado es lento pues su lado exterior retiene la humedad de la piel que protege y no la reseca, conservándole el calor.
Su constitución química además le confiere un margen de resistencia a la proliferación de hongos y bacterias, pero al mismo tiempo la hace vulnerable a los insectos, que pueden alimentarse de ella.
Otra característica de la lana de oveja es que no produce llamas.
La lana más valiosa de la oveja se produce entre sus 3 y 6 años de edad.
Los grandes usos de la lana son, textiles. Son comunes las piezas de ropa para abrigarse del frío (guantes, bufandas, suéteres, etc.), así como las mantas, colchas y alfombras.
Es un material usado como relleno de almohadas, asientos y tapicerías. Otro uso de la lana es como aislante en pianos, maquinaria pesada o como absorbente de olores y sonidos
